Sexualidad

La parte física y sexual de una persona, está relacionada con su autoimagen y conocimiento de sí misma, su autoestima, así como con sus relaciones interpersonales y sociales.

El tema de la sexualidad tiene que ver con la persona desde su concepción y éste abarca todas las diferentes etapas de su vida, y no está -como erróneamente se ha manejado-, relacionado solo con la etapa de juventud y adultez y enfocado en la genitalidad.

El impulso sexual es uno de los mayores motivadores de la conducta para el ser humano, es “una energía vital enriquecedora, saludable, que favorece emociones y sentimientos positivos y, entre otros efectos (…) produce placer y otras gratificaciones sensitivas y emocionales, toda vez que facilita las relaciones interpersonales” (García, Jose Luis).

Partiendo del reconocimiento de la sexualidad como una necesidad de todas las personas, y como parte natural de su desarrollo y aporte en su calidad de vida, es necesario aclarar que ésta es independiente de su “dotación intelectual”.

La realidad es que para nuestra sociedad, en general la sexualidad es un tema tabú, sobre todo cuando se trata de personas con discapacidad, aún más cuando es una persona con discapacidad intelectual, y en la mayoría de los casos, este tabú es reforzado por sus propias familias así como por los mitos y estereotipos en torno a este tema. No se reconoce que las personas con síndrome de Down tienen las mismas necesidades de afectividad y sexualidad que el resto de la población, y más bien se tiende a obviar el tema, ignorarlo, no tratarlo de manera abierta, inclusive esconderlo y reprimirlo, pues existe miedo y ansiedad por tratarlo, aceptarlo y reconocerlo, o bien se piensa, que este es un tema que complica más el escenario familiar. Inclusive hay un deseo de que el hijo o familiar con síndrome de Down no manifieste o exprese estas necesidades, condenándoles a una soledad afectiva y a una carencia importante en ésta área.

A nivel social, se ha explotado y relacionado tanto la sexualidad con relación a una belleza preestablecida y plagada de tácticas de mercadeo a través de los medios, que pareciera que ésta área estuviera abierta y reservada solo para algunos “privilegiados”.

 

Esto refuerza lo que ya de por sí se vive en los hogares de estas personas, en donde en la mayoría de los casos no se les acepta como personas sexuadas, sino como niños por toda la vida, especialmente en el área de la sexualidad, sin reconocer entonces sus necesidades en todas las áreas, como personas integrales que son.

Es en este punto, en donde la población con síndrome de Down, es doblemente marginada y excluida socialmente, pues esta exclusión la viven de la sociedad y en muchos casos, en su mismo entorno familiar.

 

Todas las personas con síndrome de Down tienen sentimientos sexuales y necesidades íntimas, y físicamente tienen y desarrollan al igual que todas las personas, el impulso sexual. No es cierto que todas las personas con síndrome de Down son más “alborotadas” sexualmente, o que tienen poco control de impulsos. Lo que sí es verdad es que los cambios físicos y hormonales se dan en la misma etapa que las personas que no tienen síndrome de Down y se desarrollan de la misma manera, así que igualmente se vive el ímpetu y la agitación emocional de las etapas de pre adolescencia, adolescencia y juventud. A esto se une el desarrollo de una consciencia sexual a partir de sus relaciones sociales con otros jóvenes.

Como todos, la población con síndrome de Down necesita sentirse aceptada socialmente en todas las áreas, incluyendo la de la sexualidad, y por tanto, necesitan recibir formación e información sobre este tema, que les permita desarrollarse de forma plena y saludable, así como enfrentarse a un mundo cada vez más complejo.

La educación sexual debe empezar en el hogar, y se debe brindar según la etapa de desarrollo que esté viviendo la persona, su edad cronológica, el reconocimiento de sus necesidades afectivas y de salud, así como los valores y principios de la propia familia.

Las personas con síndrome de Down tienen el derecho y la necesidad de ser educados en este tema tan importante y fundamental en sus vidas.

Por una parte para poder lograr vivir a plenitud su sexualidad con todos los beneficios que esto brinda: alegría, entablar relaciones de pareja, el florecimiento de ilusiones, la vivencia de la intimidad (sin control excesivo o sobreprotección), metas a mediano y largo plazo, y el matrimonio; ya que todo esto, al igual que para muchas personas, son parte de sus anhelos.

 

Parte de esta educación involucra su desarrollo en el tema de la toma de decisiones responsables, el desarrollo de relaciones interpersonales, las normas culturales, las destrezas sociales y el asumir las consecuencias de sus propias decisiones como parte de su responsabilidad personal y social. También se debe brindar la información necesaria para el conocimiento y aceptación de sus cuerpos, el conocimiento de sus emociones, sus conductas y relaciones dentro de un entorno social y cultural.

Además necesitan prepararse para enfrentar el mundo con la realidad que se vive en la actualidad: abuso sexual, embarazo no deseado, SIDA, enfermedades de transmisión sexual, ya que la ignorancia en estos temas los expone a situaciones que pueden ser de gran peligro para su salud física y emocional.

 

Le invitamos a leer el artículo que se encuentra en el siguiente link de la organización Down España, el cual ahonda de manera profunda y analítica este tema:

Fuentes: