Un buen pediatra está capacitado para atender a un niño con o sin síndrome de Down, ya que su especialidad son los niños, no es necesario un pediatra “especialista” en síndrome de Down, o especialista en niños con discapacidad. Si tiene otros hijos es recomendable que sea el mismo que los atendió, ya que conoce mejor el desarrollo familiar.

Cuando se trata de un bebé con síndrome de Down, es fundamental contar con un médico de total confianza, que esté dispuesto a aprender de la condición que presenta el niño, y que quiera colaborar con los padres para garantizarle la mejor atención posible al bebé. Para esto es importante que usted conozca cuales son los exámenes de rutina, que se deben realizar a las personas con síndrome de Down, desde su nacimiento hasta la edad adulta.

Una de las mejores formas de buscar un pediatra es pedir recomendaciones a otras familias de niños con síndrome de Down en su área. Los grupos o redes locales de apoyo para padres pueden ser una buena fuente de recomendaciones según las necesidades del niño.

Se debe buscar entonces un médico con quien los padres se sientan cómodos y libres en la forma en que les atienden y por tanto primeros responsables de los hijos. Los padres no deben sentirse nunca intimidados al hablar con los médicos.

Entre este especialista y padres de familia debe existir mucha confianza y una excelente comunicación. Un buen médico respeta y comprende las inquietudes de los padres, y trata a sus clientes desde una perspectiva integral de la salud, no solo enfocándose en la condición que presente su paciente.