¿Qué significa realmente la plena inclusión?

 

Sé que no tengo la razón. Mientras los sistemas de creencias y las visiones del mundo tienden a estancarse en la retórica, el gran panorama de la inclusión (específicamente de la educación inclusiva) es mucho más indulgente. El propósito de mi escrito es dejar clara una idea errónea acerca de lo que significa realmente la plena inclusión.

Típicamente, cuando el término “plena inclusión” se trata de forma superficial en la esfera de la educación, se da una de las dos siguientes reacciones: la primera posibilidad es el horror absoluto (¿quieres decir que quieres que haya estudiantes con discapacidad en la educación general todo el día, todos los días?) y la segunda es la indiferencia, el cinismo o la apatía (¿inclusión? Sí, claro. Como si eso fuera a pasar algún día). Una tercera reacción, menos común por parte de los educadores, pero que está adquiriendo cada vez más importancia, es la aceptación de la filosofía de la plena inclusión como un marco para comprender cómo aprenden mejor los estudiantes. La idea de que “aprendemos mejor juntos” no es un concepto nuevo. De hecho, es una noción que lleva 30 años perfeccionándose a través de estudios académicos revisados:

Treinta años de investigación nos muestran que cuando todos los estudiantes aprenden juntos (incluidos aquellos con las necesidades más amplias) Y se les proporciona la instrucción y la ayuda apropiada, TODOS los estudiantes pueden participar, aprender y destacar dentro del nivel de grado del currículo de educación general, construir relaciones sociales significativas, alcanzar metas positivas de comportamiento y graduarse en el bachillerato/instituto, la universidad y mucho más. (SWIFT Schools)

Antes de empezar a fruncir el ceño, ten en cuenta que hay muchos ejemplos de educación inclusiva en Estados Unidos, Canadá y otras partes del mundo. ¿Podría ser que los padres y los educadores simplemente no han visto suficientes ejemplos positivos para creer que esto es posible? No estoy convencido de que esa sea la razón. Tal y como destacan algunos padres y educadores, no todas las escuelas son capaces de educar a todos los niños. Para los defensores de la inclusión, la más mínima mención de esta objeción es como rascar con las uñas en una pizarra. Sin embargo, los defensores como yo deberían resistirse a ignorarlos; debemos abordar estos asuntos de forma directa.

En este punto es donde me gustaría aclarar qué significa la plena inclusión para mí, y espero que los defensores de ambas partes de este problema me tomen en serio. Pasamos una increíble cantidad de tiempo hablando unos con los otros. Parte de la gran idea de la inclusión es crear síntesis donde hay dicótoma, restauración donde hay ruptura y curación donde hay trauma. La plena y auténtica inclusión tiene más que ver con la admisión total en una comunidad que con el tiempo invertido en la educación general. Si la cantidad de tiempo que los estudiantes con discapacidad invierten en la educación general es una de las mayores medidas por las que consideramos que una escuela es inclusiva, hemos fracasado como defensores de la inclusión y no hemos entendido nada. La admisión tiene que ver con pertenecer, tener acceso total, ser aceptado, ser ayudado y que exista un ambiente en el que cada estudiante pueda aprender lo mejor. Es pueril discutir que cada escuela y cada clase pueden lograr esto manteniendo a todos los estudiantes en la educación general todo el día, todos los días, a estas alturas de la historia.

Puede que no te parezca bien mi argumento. Puede que lo veas como una confesión de que la educación inclusiva no es realmente para todos. Yo discreparía con tu conjetura… y esta es la razón: la plena inclusión va a ser diferente en cada escuela, en cada clase y para cada estudiante. Cuando abrimos nuestras mentes para aceptar la idea de que este marco es para todos, también podemos decir que no está disponible para todos. Aunque hay mejores prácticas que deberíamos seguir y considerar como modelo de referencia, no estamos ni con mucho donde deberíamos estar. Cuando nos demos cuenta de que los factores esenciales, como dar por sentada la competencia, tener expectativas altas, desarrollar amistades típicas, construir sobre los puntos más fuertes, aprender el nivel de grado del currículo y tener acceso a dispositivos de comunicación aumentativa alternativa no solo se logran de una forma, entonces seremos más fuertes defensores.

Tal y como expone el célebre defensor de la educación inclusiva Lou Brown:

“Es inaceptable que los estudiantes con discapacidades importantes inviertan un 0% de su tiempo en clases de educación común. También es inaceptable, aunque algo mejor, que inviertan todo su tiempo allí. Tanto la educación común independiente como la especial son rechazadas porque cada uno de esos extremos anula experiencias y oportunidades importantes. La preferencia aquí es que los estudiantes estén localizados en aulas de educación común en las que lo estarían si no tuvieran una discapacidad. De esta forma, las cantidades de tiempo que cada uno necesita invertir en otros lugares estarían organizadas. (1996, Brown, Schwarz, Solner, et al)

En estos momentos, un 17 por ciento de los estudiantes con alguna discapacidad pasan todos o la mayor parte de sus días segregados. Esto es simplemente abismal. El hecho de que haya estudiantes apartados de sus coetáneos y de la clase en la que deberían estar tendría que ser una extraña ocurrencia. Sin embargo, en los tiempos que corren, esta es la norma. El movimiento de inclusión debería tratar de reducir este número al porcentaje más bajo posible, no solo de eliminar las clases y las escuelas especiales de la faz de la educación.

Algunas reflexiones finales: la plena inclusión tiene que ver realmente con una reforma de la educación. La plena inclusión tiene que ver con enseñar a todos los estudiantes y utilizar las mejores prácticas. No sirve una “talla única” para todos. La plena inclusión tiene que ver con proporcionar acceso y promover las mejores metas para todos. Se trata de ofrecer tanto educación general como especial juntos como colaboradores. Esta es la promesa de inclusión en la que yo creo. ¿Qué hay de ti?

Fuente: Villegas, Tim. “¿Qué significa realmente la plena inclusión?”. National Down Syndrome Congress (NDSC). Disponible en: Ir a artículo original.

 
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